"Los hombres
y mujeres de la tropa de Arroyo se miraban a su mismos. Paralizados por sus
propias imágenes, por el reflejo corpóreo de su ser, por la integridad de sus
cuerpos. Giraron lentamente como para cerciorarse de que esta no era una ilusión
más. Fueron capturados por el laberinto de espejos"
Gringo viejo, Carlos Fuentes1985
El fanatismo es un fenómeno de múltiples rostros, algunos mayormente inocuos como en los groupies de artistas, como en los seguidores de bandas musicales, como en los hinchas del futbol.
El fanatismo es una consecuencia de nuestra condición humana, un tema de análisis de la antropología. Tenemos una necesidad intrínseca de empatia, la socialización requiere generar vínculos de confianza arbitrarios. Esas emociones llevadas a los extremos son parte de la historia y han llevado a sociedades enteras a desastres de todo tipo.
Al mismo tiempo las creencias fanáticas tienen una componente primitiva, no requieren grandes análisis pero si grandes símbolos. Todos los episodios de fanáticos violentos están acompañados de iconos positivos y negativos, como en el Aleph de Borges el símbolo puede ser cualquier cosa, pero funcionan mejor las cosas básicas y sencillas. La geometría mas fundamental, la que no causa vértigos mentales es ideal. La gráfica compleja y densa es su antítesis, los patrones de Jackson Pollock que remiten a la mente a los espacios primitivos donde los depredadores acechan al ser humano primigenio nunca cabrían en la necesidad de símbolos geométricos y humanos elementales.
No requiere ser contemporáneo, pueden reciclarse elementos antiguos. Pueden usarse estos viejos elementos sin necesidad de usar su significad original. La vieja retorica priista junto en un solo paquete a enemigos jurados, los restos de Carranza, Zapata y Villa (los que se creían de Villa) fueron sepultados en el mismo monumento y celebrados en la misma fecha sin permitirse preguntas o cronologías. Lo importante del discurso es la imagen de poder atribuido a los iconos, no la humanización o desmenuzación mental de los mismos.
Ello nos lleva a nuestro reciente affaire fotográfico, dos imágenes correspondientes en espacio pero no en momento y tomadas ambas como un acto de propaganda. Se puede decir que ambas van dirigidas al mismo publico pero enfocadas en dos estados de animo diferentes. Si la primera intenta ser el referente de la falsa promesa de PRI, la del éxito desligado del trabajo y el poder ligado a la pertenencia a la familia política del sistema, todo enmarcado en la falsa emoción de las telenovelas y las revistas rosas.
La segunda es un refrito de la escena de los espejos en la película Old Gringo (Luis Puenzo 1989) El pueblo humilde ingresa a la casona de la Hacienda de los Miranda y el General Arroyo los arenga a entrar y recuperar ese espacio como propio mientras ven su reflejo en los espejos del salón. Ahí su presencia es la reivindicación del triunfo ante el enemigo. Pero en ese sentido el enemigo de estos personajes no ficticios en palacio nacional es al mismo tiempo un protegido de su benefactor imaginario. Ese iconico guía que les abrió la puerta al recinto que creen misterioso, es un viejo soldado del sistema al que afirma atacar. Un alumno destacado del sistema de escalafones priistas y un constante pastor que guía a su grey a reivindicar el pasado como paraíso perdido.
Ambas imágenes son preparadas, para la primera un equipo propagandístico preparo tomas y poses, pensó en enaltecer los perfiles y la estética de las participantes. Apareció en un medio de la aristocracia hispanoparlante donde lo mismo caben chismes de las anacrónicas monarquías europeas que fiestas insulsas de los millonarios del espectáculo basura de la TV latinoamericana. Ese mismo medio ya arropo al icono invisible de la segunda foto y le ha dedicado y le dedicara espacio la frivolidad que le rodea mientras sigue con el cuento engañabobos de la pobreza cristiana. Como los jerarcas de la iglesia, pregonara la reivindicación de la miseria mientras juega los dados millonarios de un presupuesto inmenso.
La segunda foto se preparo con aun mas tiempo, se anuncio desde meses atrás como si fuera equivalente a la toma del palacio de invierno. Pero aquí no había luchas ni sacrificios, había un proceso electoral larguísimo que preparo por 18 años el momento de enaltecer al anciano líder como un ser magnánimo. Y para el caso funciono tan bien como era de esperarse, incluso mas, en la entrada del edificio un fanático enloquecido beso el piso al ingresar al lugar. Como es evidente desde 2005 una rara especie de fanáticos ha construido un culto religioso alrededor del icono, en las marchas aparecían portando retratos equivalentes a exvotos, veladoras y afiches que veían como reliquias sacras. Una vez ganada la elección montaron un altar en la casa del personaje, ahora al recibir el inútil derecho de entrar a la casa de los viejos corruptos priistas, se regocijan tanto como los peregrinos que visitan su templo sagrado.
Las ilusiones rotas suelen producir individuos resentidos, ya los contaremos por millones cuando la banalidad del poder y sus signos se desmoronen por su propio peso. Por ahora el desfile de simbologias y diseño gráfico mediocre nos seguirá dando episodios de fanatismo ingenuo.