El periodico El Economista, publica el dia viernes 28 de febrero, una nota firmada por Miriam Lira, con el título: "Diferencias entre maíz nativo y transgénico: claves para entender qué comemos". Este texto, presenta una serie de afirmaciones falsas, mentiras y mitos sobre los cultivos OGM. Probablemente la autora no dice estas cosas con malas intenciones, pero seguramente lo hace desde una ignorancia supina.
Dice el primer párrafo: "El maíz nativo es el resultado de más de ocho mil años de domesticación en México. Nació del teocintle, una planta silvestre mesoamericana, y evolucionó gracias al conocimiento campesino, que seleccionó las mejores mazorcas generación tras generación. En la actualidad, México conserva 59 razas de maíz nativo, cada una adaptada a climas, altitudes y costumbres de diferentes regiones".
Los maíces que llama "nativos" son híbridos creados por el ser humano mediante selección artificial. Si bien muchos de ellos estas adaptados a las condiciones de los lugares donde se cultivan, las variedades modernas obtenidas mediante diferentes formas de biotecnología (no toda la biotecnóloga son OGMs) también se adaptan a las condiciones locales. Incluso se pueden adaptar con mayor éxito a condiciones específicas, como las variedades resistentes a sequía y frío desarrolladas en México por la Doctora Beatriz Xoconostle, en centros de investigación pública.
Continúa el texto: "Este maíz es un reflejo del paisaje y la cultura: los granos pueden ser blancos, amarillos, rojos, morados, azules o negros, y cada color esconde un perfil de sabor distinto. Algunas variedades, como el maíz bolita de Oaxaca, son perfectas para tlayudas por su consistencia firme, mientras que el cacahuacintle es ideal para pozole, por la suavidad de sus granos. Cada raza tiene un propósito gastronómico que se ha perfeccionado con el tiempo".
Las cualidades que la autora enumera, son sin duda valiosas y se buscan en los cultivos. Pero las técnicas arcaicas de mejoramiento vegetal no pueden hacer frente a muchas otras necesidades de la agricultura, por ejemplo la resistencia a insectos, hongos, virus, bacterias o al cambio climático. Las herramientas para atender esas y otras necesidades de la agricultura, están en la biotecnología y su uso no afecta todas las otras características valoradas en el cultivo. Se pueden mejorar todas las variedades de maíz que enumera, sin afectar las cualidades ya presentes en esas plantas.
La siguiente sección del texto dice:
"El maíz transgénico: un grano diseñado en laboratorio
A diferencia del nativo, el maíz transgénico no es producto de la evolución natural ni de la selección campesina. Es un grano modificado mediante ingeniería genética, con la introducción de genes de otras especies —bacterias o virus— para darle características específicas: resistir insectos, tolerar herbicidas o acelerar su crecimiento.
Visualmente, el maíz transgénico puede ser indistinguible de otros maíces comerciales (como los híbridos), ya que la modificación ocurre a nivel molecular. Sin embargo, sus principales rasgos son uniformidad y consistencia: las mazorcas suelen tener un tamaño homogéneo, granos regulares y colores más estandarizados, ya que no se priorizan las características sensoriales, sino las productivas".
El conjunto de afirmaciones en esta sección no son sino mentiras y desinformación. Primero, el maíz transgénico es el mismo maíz procedente del teocintle, no es un organismo nuevo. En cuanto al origen de los genes en los procesos de transgénesis, se pueden usar tanto genes de otros organismos, como genes de otra variedad del mismo organismo. Este es el caso de los genes del maíz "olotón" que se cultiva en la sierra Mixe de Oaxaca. Este maíz puede obtener hasta el 80% del nitrógeno que requiere en su desarrollo desde el aire a través de raíces aéreas. Esta cualidad puede transferirse a otras variedades de maíz (o de otros cultivos) y con ellos reducir la dependencia de fertilizantes sintéticos. Cabe mencionar que el maíz "olotón" está protegido por el protocolo de Nagoya y la comunidad que lo cultiva, posee los derechos sobre la explotación comercial de los genes de la planta. También esta el caso de los plátanos resistentes al peligroso hongo Fusarium oxysporum, causante de la "enfermedad de Panamá", actualmente se cuenta con variedades transgénicas de plátano Cavendish, con genes procedentes de un plátano silvestre que le confieren resistencia a esta enfermedad. Se contemplan mejoras parecidas para obtener café resistente a la roya.
También es falso que haya métodos visuales para identificar un maíz modificado por ingeniería genética. La autora afirma que la uniformidad del cultivo es una forma de identificación y eso es solo una de las tantas muestras de ignorancia en el texto. Un campo de cultivo que crece en condiciones óptimas, tendrá un desarrollo muy similar entre las plantas que se cultiven sin importar si son o no plantas OGM. Sobre sus afirmaciones de que los cultivares OGM "priorizan la productividad", es una muestra de ignorancia sobre la agricultura. En todos los cultivos se prioriza la productividad, parece que la autora no sabe que los campesinos viven de la venta de sus cosechas, y que si estas son insuficientes, no sirve de nada que el producto sea de muy buena calidad, un ingreso insuficiente, no resuelve las necesidades de la gente.
La siguiente sección del texto, presenta una lista de supuestas formas de identificación visual de maíz transgénico, siendo todos los puntos presentados, falsos:
"El maíz transgénico busca estandarización: las mazorcas suelen ser simétricas y regulares, pensadas para facilitar la cosecha mecanizada.
Textura del grano: El maíz nativo puede tener granos suaves, harinosos o duros, según su raza. Esa textura es clave para definir cómo se cocina. El maíz transgénico suele tener granos más duros, diseñados para resistir transporte y almacenamiento prolongado.
Olor y sabor: La nixtamalización revela mucho. Un maíz nativo recién cocido con cal suelta aromas complejos y profundos, a tierra mojada, a campo fresco. Su sabor puede ser dulce, mineral o ligeramente ahumado, dependiendo de la variedad. El maíz transgénico, pensado para la industria, tiende a ser más neutro, con menos matices y menor profundidad de sabor.
Color en la masa: La masa de maíz nativo conserva los colores originales de los granos, ofreciendo masas azules, rojas o amarillas vibrantes. Esa riqueza cromática es imposible de replicar con maíz transgénico, que suele dar una masa más pálida y uniforme.
Hidratación y maleabilidad: La masa de maíz nativo tiende a ser más manejable, absorbe mejor el agua y se adapta mejor a técnicas tradicionales como el metate. Con el transgénico, la masa puede ser más seca y menos elástica, pensada para procesos industriales más que para cocinas artesanales
En el empaque (cuando hay información disponible): En mercados o tiendas especializadas, el maíz nativo suele estar etiquetado con su raza (como tuxpeño, olotillo, bolita o chapalote), su región de origen y, muchas veces, el nombre de la comunidad productora.
El maíz transgénico, al ser parte de una cadena industrial, suele llegar sin especificar raza o procedencia.".
Aclaremos estas afirmaciones punto por punto:
1.- Muchas variedades de maíz son simétricas y regulares, esto no es evidencia de nada. No solo el maíz sino miles de plantas, presentan patrones simétricos y regulares en sus estructuras sin necesidad de ninguna intervención humana. Además las cosechadoras modernas, son capaces de manejar plantas de diferente tamaño, trabajan dentro de rangos de plantas conocidos.
2.-La suavidad del grano se debe a la cantidad de humedad que presente. Como con cualquier cereal, se puede disponer del grano en diferentes momentos despues de su cosecha y eso afecta la cantidad de humedad en el grano. Obviamente si se consume cerca del lugar de cosecha y poco tiempo despues de la misma, el grano será más suave que si se transporta a otras regiones despues de ser secado en silos. Nuevamente, esta característica no es ningún tipo de indicador de la genética del grano.
3.-No existe evidencia de que un maíz OGM y un maíz tradicional, se comporten de manera diferente durante la nixtamalización o de que existan elementos aromáticos diferentes entre ellos. La autora desconoce lo preciso e inocuo que resultan las intervenciones de ingeniería genética en una planta. Se trata de cambios muy precisos que no afectan ninguna cualidad ya presente en el organismo. Esto es más una declaración de romanticismo cursi, que una evidencia de algo.
4.-La razón por la que no existen demasiados maíces transgénicos de colores, es porque se cultiva principalmente maíz OGM blanco y amarillo, esto se debe a que son las variedades de mayor consumo a nivel mundial. Aunque no se de cuenta de ello, la autora sabe que las variedades más coloridas de maíz, se producen menos que las dos variedades más consumidas. Esto no quiere decir que no se puedan mejorar con ingeniería genética otras variedades de maíz, simplemente quiere decir que en muchos casos no es una prioridad para las necesidades humanas, Aun así, se hacen mejoras en maíces que pueden conferirle diferentes colores, es el caso del "maíz dorado", una mejora al maíz que permite que produzca precursores de vitamina A. Esa mejora puede permitir a millones de niños, acceder a una mejor nutrición y evitar el riesgo de padecer ceguera, o de morir, por falta de este nutriente. El "maíz dorado" tiene granos de color rojizo.
5.-No existe ninguna evidencia de que el maíz OGM tenga características distintas en los procesos de manejo tradicionales. Nuevamente, esto es romanticismo sin sentido.
6.- El etiquetado de los productos artesanales es parte de la informacion de promocion de esos productos, eso no tiene nada de malo. Tampoco cambia que muchos productos que se consumen masivamente, no requieran informacion equivalente en la etiqueta. El maíz blanco con el que se produce la mayor parte de los alimentos para consumo humano en el mundo, está bien caracterizado y su industria cumple las leyes locales que requiera. No es necesario añadir más informacion para su venta. La autora busca en minucias, una supuesta forma de identificar características genéticas, que no pueden identificarse por ninguna de las maneras que afirma.
El texto concluye diciendo:
"¿Por qué importa distinguirlos?
En la gastronomía mexicana, la elección de un maíz nativo o transgénico no es solo técnica. Los tamales, tortillas, atoles y antojitos que definen la cocina mexicana nacieron de la mano de los maíces nativos, cuyo sabor y textura son irrepetibles. Cocinar con maíz nativo es mantener viva una historia de adaptación y creatividad campesina; hacerlo con transgénico es optar por un producto pensado para otras necesidades, más asociadas a la industria que a la tradición".
A esto se puede decir que solo es una romantización sin valor. Los maíces tradicionales, son producto de miles de años de modificacion genetica. Y aun estos maíces, pueden requerir intervenciones con ingeniería genética si existen riesgos en su cultivo por causas como enfermedades o crisis por el cambio climático. También es importante señalar que desde la primer versión de la Ley de Bioseguridad que rige en México, se tomaron precauciones suficientes para evitar que se ponga en riesgo la existencia de estas variedades. La autora claramente desconoce tanto el campo como la ciencia. De lo contrario sabría que la comunidad cientifica dedicada al mejoramiento vegetal, trabaja tanto en la preservación de las variedades cultivadas, como en mejoras que le den bienestar a los campesinos.