lunes, 6 de enero de 2025

Mexicana

 El vecino borracho, el chambitas, ese al que nunca se le conoció un oficio, logro convencer a su cuñado de que le prestará dinero para una flotilla de taxis. Le pinto un plan maravilloso: "6 meses para recuperar la inversión y en dos años comprar otras tres unidades nuevas". 

El cuñado recibio múltiples críticas de familiares y amigos, pero estaba tan emocionado con las promesas que se imaginaba a si mismo en ese viaje a las Vegas que habia soñado por años. 

Los taxis empezaron a funcionar, pero no era tan buen negocio. Competir con los taxis de aplicación y con el mar de taxis de la ciudad no estaba fácil. El mantenimiento de las unidades se disparó, una era arrendada a otro conocido y la época de lluvias terminó con uno de los motores. La falta de experiencia en administración también cobro factura. 

Tras un año, el cuñado se salió del negocio, se llevó dos carros como pago por su inversión y el chambitas se quedó con la unidad más vieja, la que el próximo año ya no pasaría la verificación. 

Cuando le preguntaban al cuñado sobre por qué se animo a un plan tan pendejo, solía responder con evasivas. Otras veces, decia que todo hubiera funcionado si otras gentes (imprecisas y difusas) no le hubieran metido el pie a su negocio. Total que perdió tanto que tuvo que pedir prestado para los gastos escolares de sus hijos. Pero eso sí, nunca reconoció fallo alguno. 


No hay comentarios.:

Publicar un comentario