miércoles, 1 de febrero de 2023

El metro

Para los habitantes de la ciudad de México (otrora distritenses y aún en espera de consensuar un gentilicio. Chilango no es, el chilango es el inmigrante avecindado en la ciudad) el metro es parte de nuestra realidad, nos cuesta incluso imaginar la ciudad sin metro. Y alrededor de el construimos un cierto orgullo chovinista, uno que si bien nos puede impulsar a exigir más atención a la red, nos nubla en evaluar que como tantas cosas en este país, está mal hecho y tiene vicios de origen. Vicios que tienen que ver con caprichos políticos y saqueo de recursos públicos. Para evidenciar está historia, quiero comenzar respondiendo una pregunta:

¿Por qué los carros del metro de la CDMX tienen incidentes dónde hay humaredas?

Por un capricho político.

Los trenes del metro usan ruedas neumáticas y frenos con balatas de madera. Ambas cosas tienden a fallar cuando el mantenimiento se retrasa. La decisión de usar esta tecnología y no trenes ferreos, fue necesaria por la necedad de hacer solo una línea en lugar de dos en la ruta de la línea 2. 

Originalmente se contemplaba una línea de Tlalpan hasta la villa de Guadalupe siguiendo las dos calzadas prehispánicas, eso lo rechazó el regente Uruchurtu, preocupado por el tipo de suelo de la ciudad. Luego se consideró una línea que conectará Tacuba con la plaza de Tlaxcoaque. A este proyecto se le añadió un pegote uniendole la ruta existente de tranvía sobre Tlalpan. Está decisión implicó una vuelta cerrada en algún punto del centro histórico. Está vuelta se localizo finalmente en el zócalo. 

Los trenes ferreos tienen mejores costos de operación, no presentan pinchaduras y no usan balatas de madera. En contra, no pueden tener curvas demasiado cerradas (las curvas del tramo elevado de la línea 12 son otro capricho peligroso). Los trenes neumáticos pueden dar vueltas más cerradas (cómo la de la línea 2 o la curva en San Lázaro de la línea B) y pueden subir mejor en las pendientes (cómo en la linea 5, pero eso no ayuda si las balatas no tienen mantenimiento y el tren pierde el control de frenado cómo en el accidente del 4/5/2015). 

Pero en México tenemos el logro de construir mal una línea ferrea, en el tramo elevado de la línea 12 se forzaron curvas por abaratar el proyecto, esto es parte de las causas del desgaste prematuro del material rodante (otra cosa es la obra civil basura). Además se seleccionaron mal las unidades de rodadura y el tipo de vías. 

Volviendo a la línea 2, podríamos tener una ruta de Taxqueña a la Villa y una ruta de Cuatro Caminos a Pantitlán, pasando por San Lázaro (Pantitlán es otra pesadilla de pegotes forzados por la decisión de no invertir en el metro). Pero en vez de eso, tenemos los infames transbordes de las estaciones Hidalgo, Pino Suárez, Balderas. Una pesadilla urbana que solo nuestro surrealismo cotidiano nos ha permitido sobrellevar. 

Sabiendo el pozo de locura dónde esta la ciudad en este momento, no podemos esperar una solución rapida, pero si es un buen momento para valorar un plan para el metro que considere decisiones que enmienden los problemas de origen que tiene la red.

El proceso de repensar el metro para la ciudad extensa en qué vivimos hoy, la misma que legaremos a nuestros descendientes, va a ser difícil y doloroso. Pero como tantas cosas, es necesario.