miércoles, 20 de diciembre de 2017

La industria del miedo en los medios

La revista digital  -Sin Embargo MX- que se presenta a si misma en su cuenta de twitter como "Periodismo digital con rigor. Todas las voces. Las mejores plumas. Sin Censura. Sin Intereses" recupera una nota de la Universidad de Princeton sobre la investigación de la Economista Janet Currie (1) que relaciona la extracción de gas y petroleo via fracking en la formación de gas natural de esquisto Marcellus (misma que se extiende más de 800 km a lo largo de Ohio, Virginia Occidental, Pensilvania y Nueva York) con el bajo peso de los recién nacidos en ciertas zonas de Pensilvania. La revista va mas allá y en un afán alarmista acusa al gobierno mexicano de mentir sobre la seguridad de la practicas de fracking. Mas aun malinterpreta las conclusiones del estudio y asegura que estas actividades extractivas causan muertes de niños.

el tweet donde @SinEmbargo acusa de mentir al gobierno mexicano,
la instalación que muestran es una unidad de bombeo de petroleo convencional
no tiene parecido con una unidad industrial de fracking

Una instalación fracking en la formación  Marcellus. No hay ningún parecido con la bomba
de petroleo con que ilustra su nota la revista Sin Embargo. Crédito: Bigstock



La nota de la revista se limita a replicar las afirmaciones de Currie sin contrastar con un asesor científico sus conclusiones (2). De haberlo hecho habrían detectado varias inconsistencias en el estudio (3) La primera es que la propia autora acepta que no identifica ningún mecanismo por medio del cual el fracking pueda afectar la salud de los residentes de zonas aledañas a la explotación. Otro punto es que en el estudio tampoco es concluyente en cuanto a la correlación. Y finalmente el estudio no analiza un factor crucial en la prevalencia de nacimientos de infantes con bajo peso: la pobreza.

Un estudio previo si analizo ese factor y es mas claro al respecto (4), las zonas donde se desarrollan actividades de fracking en Pensilvania son zonas pobres. Ese factor es previo al fracking y no se ha resuelto por esta practica, mas aun, hay indicios de que se a acentuado.

La militancia en el supuesto ambientalismo de la revista es muy clara, pero como en otros temas su postura es parcial, conspiranoica y desinformada. En este caso recurren a una investigación que cae en la falacia Cum hoc, ergo propter hoc (o correlación o relación entre dos). La correlación observada estadisticamente ignora factores concretos de pobreza en la zona de estudio para llegar a una conclusión satisfactoria a la ideología de la autora y por consecuencia de los editores de la revista. Hay valoraciones científicas suficientes sobre la seguridad de los procesos de extracción de gas y petroleo de lutitas (5) Pero desde esa militancia ciega que es el publico de medios con sesgos informativos como -Sin Embargo- la existencia de investigación que señale la seguridad de ciertos procesos o tecnologías solo puede ser explicada desde la imaginaria existencia de un lobby de malvados.

El fracking como técnica es equivalente en impacto ambiental a la extracción convencional de gas y petroleo, incluso mejor en comparación a extracciones de arenas bituminosas o pozos de petroleo sin recuperación de gas natural (casi toda la extracción en México es así). Su implementación ha logrado mantener una oferta alta en el mercado petrolero y ha retrasado la inversión en fuentes de energía renovables. Pero fieles a la falacia del hombre de paja los militantes de la "izquierda feng shui" participan en la contradicción de defender la industria petrolera convencional (PEMEX) y rechazar bajo argumentos absurdos la técnica de fracking.

La pobreza que padecen los habitantes de Pensilvania y toda la región de la formación Marsellus es terrible y no se resuelve con inversiones en actividades extractivas, eso por si mismo debería ser un aprendizaje cuando el extractivismo es la principal oferta política de todas las opciones partidistas de este país. Unos apuestan por petroleo, otros por minerales sólidos. Pero la experiencia mundial incluida la que vemos en EUA muestran que ese camino no es la solución a la desigualdad social.





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