La vuelta a las pipas, costos económicos y ambientales

Como parte de sus planes de abastecimiento de hidrocarburos, el gobierno de AMLO anuncia la compra de 500 a 1000 pipas y la contratación de miles de conductores para las mismas. Estas unidades estarán a cargo de la SEDENA y deberían cubrir la demanda de combustibles ante situaciones de incapacidad en los ductos  Este plan no ha sido acompañado de evaluaciones económicas o ambientales que demuestren un costo-beneficio concreto, algunas fuentes señalan costos hasta 14 veces mas altos respecto a los ductos. Pero todas las fuentes establecen que es mas caro transportar combustibles en largas distancias con autotransportes.

El documento -Economic, environmental, and safety impacts of transporting oil and gas in the U.S.- (Megan E. Hansen, Ethan Dursteler 2017) analiza los valores económicos y ambientales relacionados con el transporte de hidrocarburos en los Estados Unidos. Comparando 3 modos de distribución tren, camión y ducto. Entre sus conclusiones destaca que en el costo por barril transportado (158.98 litros) el ducto es la alternativa mas efectiva, el tren se ubica en un rango medio y el camión tiene el peor desempeño en todos los indicadores.

El uso de camiones también aumenta el riesgo por accidentes de transito, las estadísticas del INEGI indican que solo en 2017 las camionetas y camiones de carga estuvieron involucrados en 67,374 accidentes. A este riesgo hay que acumular la demora en prohibir los camiones de doble semiremolque que desde hace años se han tratado de prohibir por los riesgos que implican en las carreteras.

Por su parte autores de la Colorado State University, en la investigación -Supplementary Information for: A Road Damage and Life-Cycle GHG Comparison of Trucking and Pipeline Water Delivery Systems for Hydraulically Fractured Oil and Gas Field Development in Colorado- señalan:

" En términos de seguridad pública, los sistemas de tuberías generalmente se consideran más seguros que el transporte por camión. Según los datos combinados del Bureau of Transportation Statistic BTS y  el American Petroleum Institute (API). Entre 1994 y 2009, los camiones fueron responsables de varias veces la cantidad de incidentes, lesiones y muertes que las tuberías por tonelada-milla de transporte de materiales peligrosos.

La tabla demuestra que históricamente en el transporte de productos de petróleo crudo y refinado, los camiones han tenido mas derrames por barril-milla que lo transportado por tuberías desde 1980. Sin embargo, la magnitud del material derramado involucrado en cada accidente de camión es generalmente menor que el material derramado en un accidente de tubería (limitado a la capacidad de carga de una combinación camión / remolque).
Además, el material peligroso generalmente se derrama sobre superficies de carreteras relativamente impermeables y de bajo impacto. Los derrames individuales de tuberías tienen el potencial de derramar una mayor cantidad de fluido por derrame y estos derrames pueden ocurrir en superficies mucho más vulnerables ecológicamente y más cercanas a los recursos hídricos.Los sistemas de tuberías podrían ofrecer un beneficio en comparación con el transporte en camiones de un volumen reducido de derrames al medio ambiente, siempre y cuando la red de tuberías esté bien diseñada de acuerdo con las mejores prácticas de la industria y esté ubicada lo suficientemente lejos de áreas ecológicamente vulnerables o de fuentes de agua dulce."

En términos ambientales los ductos siguen demostrando ventajas respecto a las otras opciones en el transporte a larga distancia, así lo señala el estudio de la Universidad de Alberta realizado por el profesor Amir Kumar et al -Life Cycle Analysis of Bitumen Transportation to Refineries by Rail and Pipeline- (2017) Los resultados muestran que el transporte por ductos produjo entre 61% y 77% menos emisiones de gases de invernadero que el ferrocarril. La relación respecto a camiones es aun mayor.

Un tema que se tiene que considerar puntualmente es que en el caso mexicano, los riesgos en el trasporte de combustible están relacionados con las bandas de criminales que roban el combustible, esto implica considerar la experiencia internacional en condiciones de hostilidades y criminalidad. Un ejemplo es el Iraq ocupado por el ejercito estadounidense en la primera década del siglo, cuando las milicias iraquies emboscaban a los camiones de abastecimiento. Atacaban así las cadenas de suministros y lograron serios daños a las fuerzas militares ocupantes.

También hay que considerar las experiencias recientes en la franja de Gaza donde la infraestructura de ductos ha sido atacada por grupos yihadistas. Algo no muy lejano en consecuencias a casos de terrorismo domestico, como lo fueron los ataques a ductos en el Bajío perpetrados por el EPR en 2007

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Si a esto sumamos nuestros pobres logros en vigilancia de la red de ductos, tenemos un dificil escenario sin costos claros. Ya desde el inicio este sexenio partió de una serie de despropósitos presupuestales en cuanto a vigilancia de la red de ductos.  Algunos datos notables, el sistema SCADA que monitoreaba los ductos con gas natural jamas opero al 100% y se deshabilito porque era vulnerable a hackeos. Los drones y lanchas no tripuladas que se adquirieron para vigilar los ductos no eran de las características requeridas y terminaron entregándose a la marina. 

En el caso de los equipos de medición se contemplaba un plazo de 10 años para implementarlos en toda la red, no hay noticias de que siquiera se pretenda concluir ese proyecto. No se han construido las guarniciones militares correspondientes a los zonas con alta incidencia de robos en ductos. El uso de trazadores químicos no servia para probar delitos, el envió de combustible no terminado no funciono. 

Estas experiencias junto con una valoración seria de la realidad nacional, deberían servir como prevención antes de lanzar planes contaminantes, costosos e ineficientes.  Pero la valoración histórica no es una de las fuentes de este gobierno, la presidencia y su séquito de instituciones serviles se unirán a este plan sin mas. Contrasta que en economías desarrolladas estén apostando por migrar a economías sin carbón y a modelos de transporte eléctricos.