Lo vemos por todas partes: en las estirpes políticas, empresariales, religiosas, laborales. Los propios apellidos tienen una componente histórica en artes y oficios, mi abuela era Serrano Herrera, ambos apellidos refieren a un origen geográfico y laboral. La sierra y la herrería como definición del sujeto y su estirpe. Yo por mi parte soy Contreras, una etiqueta que en discusiones con ignorantes les da una salida fácil al acusar que simplemente tengo una necesidad de contradecir intrínseca a mi apellido.
Pero el uso y el abuso de los apellidos como carta de poder es un fenómeno antropológico de gran magnitud, mas allá de los pequeños casos donde la gente termina heredando el oficio de sus antecesores, el poder político tiene una larga trayectoria de dinastías. Prácticamente todos los reinos, imperios y castas se construyeron así. No es un fenómeno tan lejano en el tiempo, es actual y vigente. Aun tenemos monarquías con poder absoluto, pseudo democracias con familias de zatrapas en el poder, dinastías políticas de millonarios que gastan en no salir del circulo del poder e incluso falsos estados obreros dirigidos por familias que se autovalidan con criterios que van de lo histórico a lo místico-religioso.
Por ello de poco va servir aclarar que los ideales o ideologías no se transmiten por herencia biológica, son procesos culturales que definen a los individuos. Una de las ventajas de los modelos democráticos es que justamente podrían impedir que sea por dinastías que el poder político se atribuya a alguien. Pero eso no quiere decir que ya estemos en un punto donde hayamos superado esas etapas de pensamiento. Si pensamos a nivel macro, la sociedad esta constituida por mucha gente que esta temerosa del avance la modernidad, aun mas de la escurridiza postmodernidad y ya ni pensar en que se plantee su existencia en la hipermodernidad o transmodernidad. Ahí el refugio esta en lo clásico y folclórico. No porque necesariamente funcione, sino porque da un sentimiento de solidez y pertenencia que satisface al grupo.
Sin embargo en todo el mundo cuando la gente en crisis migra, no regresa a sus refugios del tiempo pasado, se mueve a las sociedades liberales con bienestar social, se muda a los espacios democraticos y termina disfrutando del consumismo aun cuando reniegue de las culturas que los reciben.
Esto nos lleva a un episodio en nuestra pequeña república en crisis. El actual presidente (Andres Manuel Lopez Obrador), un conservador nacionalista que acusa desde hace años a un grupo político-militar con ideas socialistas e indigenistas (Ejercito Zapatista de Liberación Nacional) de estar del lado de la derecha política. Y lo hace porque este es uno de los pocos grupos en el ala izquierda del país que se niega claramente a apoyarlo en su carrera política. Esta negativa viene desde la base de denuncias legitimas a la miseria de ese personaje y su partido. Denuncias que no son poca cosa.Entre otros movimientos, el partido del actual presidente adopto a los paramilitares del estado de Chiapas para ganar votos. Aun cuando sabían que eran bandas de asesinos a las ordenes del poder, que acosaban y mataban militantes del EZLN como parte de la estrategia de contrainsurgencia del gobierno priista.
En un giro francamente siniestro, desde hace 12 años los fanáticos de ese personaje se inventaron una larga ficción contra el EZLN, una ficción exitosa en su propagación, al punto de que hoy día, seria imposible hacer que esas personas se interesaran siquiera en contrastar sus absurdos con la realidad. Viven en una permanente tormenta en su vaso de agua que les impide contradecir lo que han adoptado como dogma. Del lado del presidente, la respuesta actual es buscar arroparse el titulo de zapatista para si mismo y golpear así a esos oponentes que han logrado subsistir y persistir por casi cuatro décadas.
El ultimo episodio fue jugar la carta de arroparse a los descendientes de Zapata. En un acto en Palacio Nacional un nieto del General Emiliano Zapata dio un discurso después de que la familia se reuniera en privado con el presidente. En ese discurso acuso a los que no se plieguen al poder del presidente de ser "unos pocos miserables". Este episodio no es de sorprender a nadie, la familia del General ha demostrado por décadas su interminable capacidad para unirse al gobierno en turno sin importar cuan ruin fuera. De ahí que el pasado heroico y trágico del General haya tenido como herederos a otros no vinculados con su familia.
Ejemplos de esto hay varios, uno esta relatado en el libro de 1995 -Cuatro testimonios de veteranos zapatistas- coordinado por Plutarco Garcia Jimenez. En el dos de los veteranos señalan lo siguiente:
"Cuando Mateo Emiliano Zapata (hijo de Emiliano Zapata) y sus asesores aceptaron que los restos del general Zapata fueran trasladados al Monumento de la Revolución en la ciudad de México, al lado de los de Venustiano Carranza, don Victorino ( Victorino Jiménez Sánchez 1898-1981veterano zapatista) al igual que muchos campesinos de Morelos y de otras partes del país, convocados por la CNPA– participó en la guardia permanente que se instaló ante la tumba del general Zapata en Cuautla, del 14 al 20 de noviembre de 1979, hasta que la Secretaría de Gobernación comunicó que los restos continuarían en donde estaban. Para los campesinos y veteranos zapatistas, la actitud de los hijos de Zapata constituyó un acto de traición, por lo que representantes de varias comunidades y ejidos abandonaron el Movimiento Nacional “Plan de Ayala” y, a principios de 1980, constituyeron la Unión de Pueblos de Morelos (UPM), que en ese mismo año pasa a formar parte de la CNPA durante su Tercer Encuentro Nacional en Tlapacoyan, Veracruz"
La misma obra relata ese episodio desde la experiencia de otro de los veteranos:
"Don Estanislao ( Estanislao Tapia Chávez 1901-1998) conoció a Rubén Jaramillo cuando éste fue consejero en el ingenio de Zacatepec y participó en las luchas cañeras que llevaron a Jaramillo a su primer levantamiento armado en 1943. En 1979 fue miembro de la dirección nacional del Movimiento Nacional “Plan de Ayala” (MNPA), dirigido por Mateo Zapata, hijo menor del general Zapata. En ese mismo año fue uno de los promotores de la lucha contra el traslado de los restos del general Zapata de Cuautla a la ciudad de México. Junto con otros veteranos zapatistas, como Félix Garduño, Heriberto Salinas y Felipe Ramos, don Estanislao abandonó el MNPA, debido a que los hijos del general Zapata se sometieron a los mandatos del gobierno y estuvieron de acuerdo con el traslado de los restos del general a la capital del país. “Duele el corazón –solía decir el viejo revolucionario– por la forma en que ese hombre (Mateo Zapata) deshonra a su padre...” En 1981, varios de los veteranos que se separaron del MNPA formaron la Federación Nacional “Plan Don Estanislao Tapia Chávez 85 de Ayala”, de la cual don Estanislao fue nombrado secretario general. En 1982"
Antes de su muerte en 1998 don Estanislo viajo a la selva Lacandona en agosto de 1994, y entregó a la presidencia de la Convención Nacional Democrática (CND) una copia del Plan de Ayala ratificado con las firmas de un grupo de supervivientes zapatistas, “para que lo defiendan y lo mejoren si es necesario” Después de esto, don Estanislao y el exlugarteniente de Jaramillo, Félix Serdán, se convirtieron en símbolos de la CND, durante y después de sus trabajos en el Aguascalientes de Chiapas. Al regresar de la Convención, don Estanislao exclamó que le había parecido “maravillosa” y al referirse al subcomandante Marcos afirmó que le pareció “un hombre muy inteligente”.
Y coincidentemente con el alzamiento zapatista en Chiapas, el periódico español El País publico un reportaje sobre la familia del General, de los tres hijos vivos en 1994, dos eran abiertamente priistas y el tercero lo había sido pero coqueteaba en esos años con el PRD (presidido entonces por AMLO). Los propios perredistas de Morelos lo acusaron de ser un salinista y rechazaron nombrarlo como candidato a gobernador. La gente de la region los detestaba. Los corresponsales de medios de los años 80´s señalan que eran parte de las ceremonias oficiales del PRI cada que había oportunidad. Cuando en 2001 la caravana zapatista se dirige a la Ciudad de Mexico, Mateo Zapata señala que ese movimiento deshonra la imagen de su padre y pide que no se les permita visitar la tumba del caudillo. No solo gastara su tiempo en eso, también aparecerá en la revista TV y Novelas opinando sobre la cancelada película sobre su padre que estaría estelarizada por el actor español Antonio Banderas.
Esa familia sin méritos propios, que vive de la imagen del legendario patriarca, es la misma que desde el palacio acusa a diestra y siniestra a quienes no se apoyen al nuevo gobierno. Los hijos de aquellos priistas hoy se reconocen bien en ese nido de expriistas llamado MoReNa porque les permite seguir aprovechando el apellido para parecer importantes ante la historia sin serlo.
Por supuesto esto no quiere decir que todos los descendientes de Zapata tengan esta ruin existencia, pero es un hecho que por lo menos el grupo que se plegó al presidente hace lo necesario para hundir el legado político del zapatismo.
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