miércoles, 19 de mayo de 2021

La ínsula popular de Mactumatza

A Mónica Anahí, José Luis y Ronaldo,

porque nadie merece morir así.



El 6 de agosto de 2017, una joven de nombre Mónica Anahí Ramírez Pérez, quien tenia 17 años, falleció en el  Hospital “Dr. Gilberto Gómez Maza” de la ciudad de Tuxtla Gutiérrez. Hacia algunos días que había iniciado su calvario en la Escuela Normal Rural Mactumactza, en las afueras de Tuxtla. Como recién llegada iba a pasar por la llamada "semana de prueba". Un conjunto de torturas y abusos con los que la organización política que controla las normales rurales del país recibe a los nuevos estudiantes. Estas practicas han ocasionado tres muertes y decenas de hospitalizaciones; decenas de egresados viven con las secuelas de estos abusos, pero las aceptan, las practican y las celebran por ser parte de los rituales fanáticos que definen a su secta: La Federación de Estudiantes Campesinos Socialistas de México. F..E.C.S.M (pronúnciese fecsum).

Monica Anahi ingreso junto a otras 89 personas, a todas y todos se les obligo a realizar trabajos extenuantes, se les negó el acceso a agua y comida, se les obligo a realizar labores agrícolas sin dormir, se le negaron los servicios básicos de higiene. Cuando sintió que desfallecía, hizo lo que decenas han hecho en las normales: decidió huir. Tras saltar la barda del plantel para escapar, camino unos pasos y se desmayo. Las mujeres que venden alimentos afuera de la normal la recogieron y la pusieron en un taxi. De alguna forma llego a su domicilio en Ocozocoautla. Su familia la llevo al medico y le diagnosticaron daño renal, la falta de agua le había destrozado los riñones, pese a que lograron trasladarla al hospital, murió a consecuencia de los abusos que sufrió. 

Por alguna razón la familia de Monica Anahi, decidió no tomar medidas legales, pero cambio su decisión en Julio de 2018 cuando supieron de otra muerte en la Normal, que se dio en condiciones similares. Fue la de José Luis Hernández Espinosa, de 19 años. Solo un mes después, las practicas de tortura cometidas por la FECSM se cobrarían otra vida, Ronaldo Mojica Morales de 19 años, murió dos días después de terminar la "semana de prueba" en la Escuela Normal Rural J. Guadalupe Aguilera, en el municipio de Canatlán, Durango. 

Mónica Anahí Ramírez Pérez y Ronaldo Mojica Morales.


Para miles de activistas de izquierda en las universidades del centro del país, los normalistas y su organización, la FECSM, son algo así como el ideal romántico de la lucha contra el estado. La realidad es que detrás de sus grandilocuentes discursos, lo que hace históricamente la FECSM es extorsionar al gobierno por recursos. Para ello necesitan una fuerza de choque que bloquee carreteras, extorsione conductores, robe autobuses y secuestre choferes. Y sobre todo, este dispuesta a todo por la "causa" de la normal. 

Esa actitud suicida la demostró David Moreno Palacios, estudiante de la Escuela Normal Rural Lázaro Cárdenas del Río, ubicada en Tenería, Estado de México, cuando fue capturado por los colectivos que recuperaron el auditorio Che Guevara el 4 de marzo de 2014. Según cuenta en su relato, la noche del 3 de marzo, los dirigentes políticos de la normal, les ordenaron a los alumnos de reciente ingreso, abordar un autobús. Ya en el, se les indico que recuperarían un espacio popular que había sido invadido por vándalos. Les entregaron objetos diversos para usarlos como armas, palos, tubos. Ni Moreno Palacios ni sus compañeros sabían a donde iban o donde estaban, ninguno conocía Ciudad Universitaria en el Pedregal. Pero cuando llegaron obedecieron: destruyeron la entrada, ingresaron y le dieron una golpiza a quienes encontraron, había unas 5 personas y una mascota en el lugar. Sabemos por los testimonios de esa noche que incluso esa mascota, un perro, fue golpeado brutalmente por los atacantes. Cuando al día siguiente los colectivos que operaban en ese auditorio supieron de los hechos, ingresaron y persiguieron a los ocupantes, uno no logro huir, ese fue Moreno Palacios. En la confesión que les dio, les dijo que las normales exigen un compromiso absoluto y sin titubeos a lo que sea.

El ataque al auditorio Che Guevara, fue orquestado por un sector de línea dura de la normal, junto a una organización llamada Frente Nacional de Lucha por el Socialismo (FNLS) y por los hermanos Cerezo Contreras, hijos de militantes del EPR, acusados a principios de la década del 2000 de ser parte del grupo que coloco algunos cohetones en bancos de la Ciudad de México.  Ese ataque al auditorio no fue condenado por ningún sector de la FECSM. Simplemente callaron pese a la confesión de Moreno Palacios.

Solo seis meses después de esos hechos, vendría el caso Ayotzinapa y eso llevaría a que incluso las organizaciones que habían sido agredidas por el normalismo, las adoptaran como bandera. Además todo el mundo guardo silencio sobre sus practicas que ya para entonces habían llevado a decenas al hospital, sin embargo hasta entonces no había registro de que alguien hubiera fallecido. El movimiento de Ayotzinapa fue como ganar la lotería para la FECSM, ni en sus sueños mas extremos habrían creído que podrían tener el inmenso apoyo popular que tuvieron. Lograron mandar comisiones internacionales, conseguir apoyo de universidades publicas y privadas, y convertirse en el imaginario popular, en victimas indefensas de un estado autoritario. 

Tras las muertes en Mactumatza y Canatlán, los directores de esos planteles tuvieron que declarar ante las autoridades. Dijeron lo que es un secreto a voces: en las normales ellos no deciden nada, el control de las escuelas esta en manos de los comités políticos impuestos por la FECSM. Sobre las muertes, se deslindaron en una especie de oda a Fuenteovejuna. El director en Canatlán renuncio, pero no paso mas. Han pasado 3 años desde el ultimo hecho y no solo nadie piso la cárcel, las practicas de la "semana de prueba" continúan con un poco mas de discreción en las normales de la FECSM.

A la mierda la realidad.

Este año no hubo examen  presencial para ingresar a las normales rurales, algo predecible dada la contingencia ocasionada por la pandemia que afecta el mundo, eso parecería lógico para cualquiera. Pero parece estorbarle a los propósitos de la FECSM en Mactumatza. Por ello lanzaron una exigencia para la presentación de un examen escrito presencial de ingreso a su normal. Su principal argumento es la baja cobertura de internet que asumen como una limitante para sus probables aspirantes. Para presionar por este objetivo, prepararon una manifestación, misma que fue impedida por el  gobierno del estado. Un gobierno que se ha mostrado a veces tolerante y a veces brutal contra el normalismo. Esta ocasión, y seguramente presionado por la inminencia de las elecciones, el morenista Rutilio Escandón Cadenas, decidió detener una manifestación que apuntaba a la violencia. Se detuvo a los normalistas cuando tenían tomada una caseta de cobro, además de las 95 detenciones, se decomisaron  mil 464 cohetones, 280 bombas molotov, un autobús de la empresa Ómnibus Cristóbal Colón (OCC), un camión de tres toneladas y una camioneta pickup.

Parte del decomiso a los normalistas de Mactumatza.



De no ser por las elecciones y la propia actitud del gobernador, los normalistas de Mactumatza podrían haber tenido la anuencia del gobierno federal para hacer lo que quisieran, incluyendo robo y secuestro a gran escala. Eso ya sucedió en la Normal de Tenería en octubre de 2019. Los normalistas se robaron 92 autobuses y secuestraron a sus choferes, los llevaron a todos a la Normal y el gobierno federal les concedió una mesa de dialogo y protección para que nadie entrara o saliera de la normal. Así lo constato en carne propia uno de los conductores, cuando logro escapar huyo hacia donde se encontraba un grupo de militares, los soldados lo ignoraron y los normalistas lo recapturaron hasta el fin de las negociaciones. 

Y es que la FECSM es un aliado incomodo, pero aliado, del gobierno federal. Desde el caso Ayotzinapa han servido de elemento de propaganda para el grupo que hoy es gobierno, la infinita e inútil dilación a las investigaciones por parte de la subsecretaria de Gobernación a cargo de Encinas, tiene entre otros objetivos, mantener viva la fantasía de que fue el gobierno de la anterior administración, quien ordeno la ejecución y calcinación de los normalistas en 2014. Ese mito fundacional es parte de lo que llevo al poder al actual inquilino de palacio, reconocer la realidad es mostrar de cuerpo entero las complicidades y engaños con que logro ese ascenso. 

Con todo, es de esperarse que las manifestaciones sigan en Chiapas dada la intransigencia de las demandas de Mactumatza, es mas probable que asuman los contagios de coronavirus como costo necesario de sus luchas, a que reconozcan la emergencia y descarten la demanda irreal de hacer un examen presencial de personas no vacunadas, solo por la urgencia de preparar mas carne de cañón para sus manifestaciones violentas.  

Su lucha contra la realidad en su pequeño feudo de abusos, no parece tener un fin cercano. Cuando hace 3 años se conoció de la primer muerte de un normalista en Mactumatza, algún egresado de Ayotzinapa afirmaba que el sospechaba de una "infiltración" del gobierno en las normales, porque según su opinión, era raro que alguien muriera por causa de las torturas de las "semana de prueba". Pero quizás la opinión mas emblemática que leí en ese momento sobre esos hechos, fue la de una egresada de Mactumatza, ella afirmaba que todas las quejas que personas como yo podíamos hacer, eran cosa de  "putitos" que no entienden el normalismo. Le pregunte si eso era lo que le decían a sus compañeros durante las torturas a los que les someten y se limito a reírse.








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